Aun te preguntas porque se ha marchado,
Porque no aparece, porque no regresa.
En tu cabeza no encuentras motivos,
Ni sabes que hiciste para que desapareciera.
¿Pero no entiendes aún amigo mío,
Que cada uno de tus fuertes golpes,
Que cada uno de tus alborotados gritos,
Le demostraron que no la quisiste?
Que de tu boca salían tan solo falsos “Te Quiero”.
Y, cabizbajo, pedías siempre perdón por lo sucedido.
Pero ya era demasiado tarde para perdonar, amigo.
Tus golpes habían quedado con su piel fundidos.
Y antes volvías a casa pensando “es solo mía”,
abrías la puerta, y su dulce voz se sentía.
Ahora vuelves diciendo “la he perdido”,
abres la puerta y se siente soledad y vacío.
No sigas pensado en el porqué la has perdido,
ni porqué ya no esta, ni porqué se ha ido.
Piensa que ella te amaba, pues acepto estar contigo.
Y que hoy llora...por el corazón que has destruido...
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